viernes, 25 de febrero de 2011

sábado, 19 de febrero de 2011

CARTA A ALEJANDRO SANZ

Estimado señor Alejandro Sanz: Si usted (o en su defecto si existe alguien encargado de su Twitter que no sea usted) ha leído mi Twitter y ha llegado hasta aquí, agradecería que se tomase 15 minutos de su tiempo en leer esto. Por mi parte, prometo que está escrito de la forma más respetuosa posible, y si le apetece está abierto al diálogo. Para cualquier otro lector, este texto podría resultar interesante y le animo a su lectura.
Mi nombre es Oscar Vidakovic, de profesión informático y músico aficionado. Puede revisar más sobre mi en el apartado “sobre mi” de esta web. He crecido escuchando su música, ya que muchas personas de mi entorno, incluyendo mi hermana, lo escuchaban. Yo, personalmente, no soy parte de su público ni lo sigo demasiado, pero siempre siempre le he respetado como artista. Respetado porque es compositor y no se ha ganado un  hueco en el panorama comercial sólo poniendo su voz o su presencia, sino también con la música que usted mismo ha hecho No quiero meterme en si la ha compuesto o no en un formato más o menos comercial. No quiero juzgar, para mi un artista que se encarga de componer e interpretar sus canciones merece reconocimiento y de hecho permítame felicitarle por su carrera.
Sinceramente, me ha sorprendido el artículo que publicó en “El País”. Comprendo su enfado. Comprendo perfectamente que a una persona como usted la copia de música por Internet le ha afectado directamente en su volumen de beneficios y eso enfada a cualquiera. Sin embargo hay algunas cuestiones que, sinceramente, me han sorprendido:

Falta de información en la escritura del artículo.

Para comenzar, me ha sorprendido la desinformación con la que ha escrito su artículo. Como primer ejemplo el término “talibanes” es incorrecto, se dice talibán y talib tal y como puede comprobar usted mismo en Wikipedia. Por otro lado se refiere a los que hemos luchado contra la llamada “ley Sinde” como “piratas”, supongo que por realizar actividades ilegales como compartir música por Internet. Por mucha gente es ya sabido que ésta no es una actividad ilegal en España tal y como puede comprobar, nuevamente, en Wikipedia y si lo desea en las leyes españolas implicadas en el asunto. Y sepa usted que al presidente de la asociación de internautas lo elijen sus socios, igual que en cualquier otra asociación, tal y como puede consultar en su web http://www.internautas.org. No quiero seguir en este tema, porque no se trata de desprestigiarle, sino reflejar mi sorpresa por la falta de información con la que ha escrito un artículo en el que además especifica que tiene muchas dudas sin resolver…

Preocupación por la cultura

En su artículo refleja su preocupación por la cultura, incidiendo sobre todo en lo que se refiere a la música. Como músico, aunque sea por afición, también me preocupa este aspecto, pero de un modo muy diferente al suyo. Conforme han ido pasando los últimos años y sobre todo desde principios de siglo he visto como la calidad de las obras musicales que aparecen en el panorama musical ha ido descendiendo de forma general, de tal forma que los artistas con ideas originales han ido dejando paso a otros con melodías repetitivas y melosas. Lógicamente esta es una afirmación muy polémica y subjetiva, por lo que he de decirle que no me baso únicamente en mi opinión. En mi entorno conozco un buen número de personas implicadas en la música y muchos de ellos en la denominada “comercial” (vamos, la que sale en la radio, ponen en los bares de copas, discotecas y esas cosas) y todos en algún momento han acudido a mi para transmitirme esto mismo que acabo de exponer. No sólo es que no esté sólo, sino que estoy muy acompañado.
Para comprender esto hay que remontarse unos pocos años para atrás, más o menos a la época en la que usted intentaba lanzarse musicalmente bajo el seudónimo de “Alejandro Magno”. En esa época vivimos un gran periodo de transición entre los tradicionales disco de vinilo y cintas de casete a lo CDs. En aquel momento la industria musical alegó que este nuevo formato, al ofrecer más calidad, era más caro de producir. A nosotros, los consumidores, nos pareció algo lógico y aceptamos sin rechistar. Sin embargo la realidad es que lejos de ser así era todo lo contrario: era más barato. Así pues si juntamos una subida del precio de los álbumes con un periodo de estabilidad económica mundial relativa obtenemos que toda la industria musical empezó a ganar una gran cantidad de dinero.
Desde entonces esa industria, como cualquier otra, se ha dedicado a intentar ganar más dinero y nos hemos encontrado con una gran cantidad de productos centrados más en vender que en mantener una buena calidad en lo que a creación artística se refiere. Con dinero puedes copar las radios, televisiones y cualquier otro medio con esos productos que dicha industria quiera vender, haciendo muchísimo más difícil al resto de artistas (que en realidad son la mayoría) a poder ofreces obras centradas en la calidad.
En este sentido le invito a leer un libro llamado “Lifting Shadows”, que tengo original en mi casa. Este libro narra la biografía de Dream Theater, un grupo musical formado por artistas de gran calibre y preparación que antes de llegar al panorama comercial producía obras de gran calidad y que fue un auténtico boom. También se narra como la discográfica que los contrató casi termina con la banda por las presión que ejercía continuamente sobre ella para explotar al máximo su productividad. No se engañe, este es el caso de muchísimos grupos.
El cambio de paradigma que estamos viviendo con la llegada de Internet, los mp3 y el intercambio de música es completamente el contrario. Estamos viviendo un proceso de redemocratización de la música y un claro ejemplo de muchos que hay por la red lo puede consultar una vez más en Wikipedia. También le puedo hablar de mi caso. Actualmente toco en una banda emergente en la que llevamos un año de andadura pública. Si visita nuestra web http://www.ipsilon-metal.com podrá comprobar como en este tiempo hemos llegado a más de 900 seguidores en Facebook. Le invito especialmente a entrar en el Facebook del grupo en el que nos ha escrito gente de países latioamericanos a los que no habríamos podido llegar de ninguna manera sin la existencia de Internet.

Preocupación por el trabajo de la gente que se dedica a la música

Estamos de acuerdo: hay mucha gente detrás de un artista o banda, como por ejemplo los estudios de grabación. Sepa usted la situación de los técnicos de estudios no tiene por cambiar, ya que actualmente hay muchos artistas y bandas que piden a sus fans que financien la grabación de sus discos a cambio de publicarlos posteriormente en Internet de manera gratuita. O los managers, que como los directos han aumentado junto con las descargas ganan más dinero. También se vende más merchandising, por ejemplo. En definitiva quienes están sufriendo más el fenómeno de las descargas son las discográficas, que son meros intermediarios. Sinceramente lo siento por ellos, pero si tienen un negocio de este tipo saben a lo que se arriesgan.
Sepa usted que los usuarios de Internet que más música descargan son los que más consumen y que están surgiendo nuevos modelos de negocio como Spotify, que aunque con ellos se recaude menos que con los discos siguen manteniendo a toda esa industria.

Cobrar por trabajar

Menciona usted en su artículo que quiere cobrar por su trabajo. Nada que decir al respecto, completamente de acuerdo. Sin embargo hay cosas por las que uno puede cobrar más y otras por las que tiene que cobrar menos.
Le puedo poner mi ejemplo si quiere. Yo soy informático y mi trabajo consiste en mantener un grupo determinado de ordenadores funcionando. Esto implica una serie de tareas rutinarias y otras que están condicionadas a problemas puntuales que surjan. Imaginemos que escribo un conjunto de programas que realizan las tareas rutinarias, y de hecho lo hago. Esto es un proceso creativo en cierto modo y que implica un esfuerzo considerable. Vayamos más allá e imaginemos que llegado un momento le digo a mi jefe que no voy a ir a trabajar regularmente, ya que dichos programas hacen casi todo el trabajo por mí, y en vez de eso sólo iré a trabajar cuando haya un problema que no controlen esos programas, claro está que cobrando mi sueldo íntegro. ¿Se imagina el resultado? Pues se lo puedo hacer ver si no lo ha hecho por usted mismo: o se niegan o me echan para cambiarme por otro. ¿Por qué entonces un artista puede grabar un disco y cobrar toda la vida por ello, en algunos casos cantidades astronómicas, en vez de ganar realmente la vida trabajando? Pues en este caso el trabajo es salir, viajar y tocar. Es triste y duro, pero es así (o al menos así lo veo yo).

Al margen de todo esto la “ley Sinde” es muy polémica

Sinceramente, hay un sistema penal en este país por un motivo: hacer cumplir la ley. En este sentido la industria ha intentado acometer contra los usuarios de Internet. El resultado ha sido que en la mayoría de los casos la justicia ha penado a la industria discográfica por violar los derechos de los acusados. ¿Y cuál ha sido la reacción de la industria? Presionar y promover una ley que dice que se puede cerrar una página web mediante un procedimiento que viola nuestros derechos constitucionales. Sinceramente, si un político antepone los derechos constitucionales de los ciudadanos a los intereses económicos de un sector del mercado, yo lo celebro. Y tiene razón, algunos métodos de protesta no han sido muy correctos, pero me parece a mí que si se quieren saltar mis derechos fundamentales voy a protestar con todos los medios que pueda, al igual que usted ha hecho.

En resúmen

Comprendo el malestar de una parte de la industria musical ante la situación actual y el cambio que todos estamos viviendo. Yo creo firmemente que estamos viviendo un cambio hacia un sistema más democrático por los motivos que he expuesto anteriormente. En este cambio hay personas como usted a los que les cambiará bastante la situación en la que se encuentran, pero esto es algo inevitable en un cambio, y a veces necesario.
Aprovecho la ocasión para mandarle un saludo,
Oscar Vidakovic